Entre mis humildes líneas querido lector vas a encontrar palabras de amistad, cariño, tristeza, nostalgia…... y unos protagonistas que a lo mejor te recuerdan a alguien, pero piensa que esto es un cuento que quizás sea real o sea ficticio y que esos protagonistas existieron hace siglos o existan para muchos siglos y que sus nombres sean verdaderos o...
Érase una vez en una bella ciudad vivían unos personajes , que a lo mejor pueden ser o no vecinos tuyos, que en una tarde del mes de mayo bajo una fina lluvia, haciendo así aún más bella la ciudad, se escuchó una dulce voz que decía….
- "Salvador, ¿me oyes?"
Preguntó María un poco dudosa de que Salvador estuviera atento.
Como vio que no había respuesta insistió
- "Amigo… ¿me escuchas?"
Salvador muy esbelto y con esa elegancia que le caracterizaba le contestó.
- "¿Qué quieres María?"
- "Contarte otra vez mis penas, sé que eres un buen vecino y amigo desde hace siglos".
- "Anda, habla" -contestó Salvador sabiendo que María se encontraba muy sola desde hacía años-
- "No tengo Dolores ni Amargura, pero tengo tristeza y me siento vacía desde hace tiempo como tú sabes".
- "Tristeza ¿por qué?" -preguntó Salvador-
- "Tristeza porque quiero que entren mis amigos, y la puerta está cerrada, y quiero que salgan mis recuerdos, y la puerta no se abre. Hace tiempo que mi hijo Jesús sólo viene para quedarse apenas unos días y a Guadalupe, esa gran amiga hace tiempo que no la veo. Hoy he recibido carta de ella ¿quieres que te la lea?"
A lo que respondió Salvador sabiendo que la hacía muy feliz.
- "Sí, que desde que no te puede visitar, yo apenas la veo un par de días pasear por delante de mi puerta".
- "Pues escucha" -le dijo María-
"Querida María:
Un año más te escribo, desde este lugar dónde me dejan, para decirte que ya estoy en mi ciudad junto a mis hijos. Estoy cerca, aunque me gustaría estar aún más cerca de ti.
Como sabes el viaje no lo he hecho sola, ya que a ellos les gusta bastante venir por mí, pasar aquí el día y luego llevarme para allá, así que desde el día 2 de mayo por la tarde me encuentro con ellos.
Cuanto siento no poder quedarme contigo, pero no te preocupes que en el momento que acabes las obras sé que podremos estar mucho tiempo juntas y así me podrás contar “los chismorreos” que hay enfrente de tu casa.
Estate tranquila, que aunque tú no puedas acogerme, Pablo me recibe siempre con los brazos abiertos, e incluso me han dicho que Trinidad ya ha acabado las obras y quizás pueda visitarla durante unos días.
Ten Fe y verás como pronto me puedes abrir las puertas de tu casa.
Un abrazo de tu amiga Guadalupe".
- "Por eso estoy triste Salvador -dijo María con lágrimas en sus ojos- porque no puedo desde hace ya bastantes años abrir mis puertas a mi gran amiga Guadalupe ni a mis hijos, que me conocieron en su juventud y que ahora en el atardecer de sus días fuera de su ciudad, cuando vienen no pueden visitarme. Tengo miedo que me pase como a nuestros vecinos Lorenzo y Domingo que un día perdieron su esplendor y solo están para el recuerdo de sus vecinos".
- "Venga, va, no te preocupes, he oído decir que queda poco, seguro que para el que viene lo conseguimos".
- "Ojala sea así, porque cuando ha venido a visitarme mi hijo Jesús acompañado de sus amigos, éstos se han quedado con la boca abierta al ver como me están dejando por dentro y todos dicen lo mismo que pena que no se abra ya".
- "No te impacientes, seguro que pronto volverás, junto conmigo, a ser la maravilla de esta plaza donde vivimos".
Una lágrima asomó en la mejilla de María y a través de la ventana la dejó correr haciéndole guiños a las gotas de lluvia que se acercaban para verla por dentro. Y no podía contener su llanto al ver como efectivamente siempre había sido una maravilla y ahora sólo era un recuerdo y a la vez un olvido en el corazón de todos aquellos que la habían conocido.
Y así María volvió a cerrar sus ojos en la oscuridad de esa noche lluviosa del mes de mayo soñando en ese día, que Salvador le dijo volvería a ser LA MARAVILLA que hace años fue y recibiría a JESÚS, GUADALUPE, DOLORES, AMARGURA y a todos sus queridos hijos adoptivos que tanto la quieren.
Y no puedo terminar este cuento tal y como mi abuelo decía “Colorín, colorado este cuento se ha acabado” porque sé que todos los que me hayáis leído seguro que queréis que haya un final para este cuento. ¿Cuándo?......
AHEMA
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