ROMERO CELESTIAL




ROMERO CELESTIAL

A ti romero, que con tus pies jóvenes y tu corazón henchido por el amor a tu Madre Guadalupe, nos dejaste el camino marcado en  la cuesta cada madrugada de primeros de mayo.

A ti romero que ni el frío y la lluvia  te quitaron las fuerzas y la ilusión para seguir adelante cada año para llegar al Santuario.

A ti romero que nos enseñaste que las tradiciones hay que trasmitirlas de padres a hijos y que el amor a la Patrona no puede quedar en el olvido de tus seres más queridos.

A ti romero que has querido dejarnos el mejor legado, el amor a Ella, a la que tantas veces les ha ido a rezar para que tus hijos encontraron un buen trabajo y tuvieran salud.

A ti romero que nos dejaste el farol guía que iluminaría el camino que nos lleva a Nuestra Reina del Cielo.

A ti romero que llevaste en tu hombro el peso de Tu Patrona a través del terreno pedregoso y en tu corazón la dicha de tenerla cerca.

A ti romero que tuviste la alegría de poder hacer el camino por primera vez de la mano de tu hijo siguiendo las huellas que tú habías dejado en las madrugadas de tu juventud y poderle decir que ibais por “la más grande y la más chica”.

A ti romero que a pesar de tus años, tus pies sabios siguieron haciendo el camino de la mano de tu nieto, y al que bajando la cuesta, les has trasmitido tus vivencias romeras.

A ti romero  que con tus pies descalzos y tu corazón emocionado, terminaste el camino ante los pies de Tu Madre Guadalupe, y viste cumplida tu promesa.

A ti romero que desde que aprendiste a rezar has tenido para Ella la mejor oración de agradecimiento.

A ti romero que cuando tus fuerzas te han fallado para acompañarla entre amapolas y olivos, las has recibido y  despedido con lágrimas en tus ojos.

A ti romero que has sido capaz de calar hondo en el corazón de los tuyos y ahora ellos te honran siguiendo tus enseñanzas romeras.

A ti romero que desde el cielo ya gozas de su presencia, desde aquí:

Por tus palabras salidas desde el corazón, por tu canto para alegrarla, por tu casa para recibirla, por tus pies y hombros para llevarla, por tus manos para rezarle, por tus flores para engalanarla, por saber trasmitir tu devoción.
GRACIAS

Dedicado a todos los Romeros que hacen ya el camino celestial
Ana Herrador Marín

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